Fecha de la noticia: 2024-10-25
En el corazón de Tenerife, donde la belleza natural y la historia se entrelazan, un nuevo capítulo comienza a escribirse, aunque no sin controversias. La construcción de un circuito de motor, un proyecto que ha suscitado opiniones encontradas, ha comenzado a dar sus primeros pasos con la instalación de vallas que delimitan el área de obras. Sin confiscación, la comunidad de arqueología social Imastanen alza la voz, advirtiendo sobre la rica herencia arqueológica que podría verse amenazada en la zona. Mientras la maquinaria regresa a Atogo, las tensiones entre progreso y conservación se intensifican, y la pregunta sobre el destino de los yacimientos históricos flota en el aire. Con un presupuesto que supera los 44 millones de euros y una Declaración de Impacto Ambiental en entredicho, el camino hacia este polémico circuito no solo está marcado por el asfalto, sino también por la historia que podría perderse en el proceso. ¡Acompáñanos a explorar todos los detalles de esta intrincada trama!
¿Cuáles son las implicaciones para el patrimonio arqueológico de Tenerife con la construcción del circuito del motor en Atogo?
La construcción del circuito del motor en Atogo, Tenerife, plantea serias implicaciones para el patrimonio arqueológico de la zona. El colectivo de arqueología social Imastanen ha denunciado la presencia de múltiples bienes arqueológicos, incluidos 19 unidades arqueológicas y 17 etnográficas, que podrían verse amenazados por las obras. A pesar de la instalación de un vallado para proteger estos espacios, la falta de claridad sobre las medidas de protección y el destino de los yacimientos ha generado preocupación entre los defensores del patrimonio. Las obras, que ya han comenzado, se enmarcan en un proyecto que ha sido objeto de controversia, especialmente por la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental, que se considera obsoleta desde hace más de 13 años.
Además, el costo del proyecto ha ascendido a más de 44 millones de euros, lo que suscita dudas sobre la prioridad que se le otorga a la protección del patrimonio arqueológico frente a los intereses económicos del circuito. La falta de respuesta por parte del Cabildo de Tenerife sobre si se han tomado medidas adecuadas para salvaguardar los yacimientos arqueológicos es un factor que alimenta la desconfianza en la gestión del patrimonio cultural. La situación en Atogo representa un dilema crítico entre el desarrollo urbano y la conservación del valor histórico y cultural de Tenerife, lo que requiere un análisis cuidadoso y decisiones informadas para preservar el legado arqueológico de la isla.
¿Qué medidas se están tomando para garantizar la protección de los yacimientos arqueológicos durante las obras?
Para garantizar la protección de los yacimientos arqueológicos durante las obras del polémico circuito del motor en Tenerife, se han implementado varias medidas, comenzando por la instalación de un cerramiento provisional a cargo de la empresa Sacyr. Este vallado, que no estaba inicialmente previsto, busca asegurar la integridad de los espacios arqueológicos y evitar actos vandálicos que puedan comprometer el patrimonio histórico de la zona, así como proteger 19 unidades arqueológicas ya identificadas. Sin confiscación, el Cabildo de Tenerife no ha confirmado si se han tomado acciones adicionales respecto al destino de estos yacimientos, lo que ha generado incertidumbre entre grupos como Imastanen, quienes exigen claridad sobre las medidas de protección adoptadas. Además, la controversia se ve agravada por la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental, lo que añade un nivel adicional de preocupación sobre el respeto a las normativas ambientales y patrimoniales en el desarrollo del proyecto.
¿Cómo afectará la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental en el desarrollo del proyecto y su viabilidad futura?
La caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) representa un prueba importante para el desarrollo del proyecto del circuito del motor en Tenerife. Con más de 13 años desde su aprobación, la DIA ha sido considerada obsoleta por la Comisión de Evaluación Ambiental de Tenerife, lo que podría invalidar la reanudación de las obras. A pesar de que la anterior área de Carreteras argumenta que las actividades realizadas en 2016 podrían haber mantenido la vigencia de la declaración, la falta de actualización y la existencia de bienes arqueológicos en la zona plantean serias dudas sobre la viabilidad futura del proyecto.
Además, la situación se complica ante la denuncia de colectivos como Imastanen, que alertan sobre la presencia de importantes yacimientos arqueológicos en el área de construcción. La falta de claridad sobre la protección de estos bienes y la incertidumbre respecto a la caducidad de la DIA pueden resultar en retrasos, costos adicionales y, en última instancia, en la posible paralización del proyecto. Ante este escenario, es esencial que se realicen evaluaciones actualizadas y se tomen en consideración las inquietudes de la comunidad y de los expertos en patrimonio para garantizar un desarrollo responsable y sostenible.
Preocupaciones arqueológicas retrasan el avance del circuito de motor en Tenerife
El proyecto para la construcción de un circuito de motor en Tenerife ha comenzado a generar controversia tras la colocación de vallas que delimitan la obra. El colectivo de arqueología social Imastanen ha denunciado la existencia de bienes arqueológicos en la zona, advirtiendo que las obras podrían poner en riesgo 19 unidades arqueológicas, 17 etnográficas y 3 arquitectónicas previamente comunicadas a las autoridades. Aunque la empresa Sacyr ha sido contratada para garantizar la seguridad del espacio durante las obras, la preocupación por la preservación del patrimonio cultural sigue latente.
Además de las inquietudes arqueológicas, el proyecto enfrenta problemas administrativos, ya que la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) vigente data de hace más de 13 años. La Comisión de Evaluación Ambiental de Tenerife recomendó en 2022 reiniciar el procedimiento, considerando que la DIA había caducado, lo que podría invalidar la reanudación de las obras. A pesar de ello, el antiguo departamento de Carreteras sostiene que la vigencia de la declaración se mantiene debido a movimientos en el terreno realizados en 2016. La falta de claridad sobre el estado del proyecto ha generado un clima de incertidumbre entre los ciudadanos y las autoridades.
Preocupaciones arqueológicas retrasan el avance del circuito de motor en Tenerife
El proyecto para la construcción de un circuito de motor en Tenerife ha comenzado a dar sus primeros pasos, pero no sin controversia. La colocación de vallas en la zona ha despertado la preocupación del colectivo de arqueología social Imastanen, que ha alertado sobre la existencia de importantes bienes arqueológicos en el área. A pesar de que la empresa Sacyr ha recibido el contrato para garantizar la seguridad del espacio durante las obras, el costo total del proyecto ya asciende a más de 44 millones de euros. La incertidumbre persiste, ya que el Cabildo de Tenerife no ha aclarado si las obras han comenzado en su totalidad ni si se han tomado medidas para proteger los yacimientos arqueológicos identificados. Además, la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental, que data de hace más de 13 años, añade otra capa de complejidad a un proyecto que sigue generando debate y preocupación entre los ciudadanos.
La polémica sobre el circuito de motor: ¿se respeta el patrimonio histórico?
El inicio del controvertido proyecto de construcción de un circuito de motor en Tenerife ha desatado una ola de inquietud entre los defensores del patrimonio histórico. La colocación de vallas en el área de Atogo, denunciada por el colectivo de arqueología social Imastanen, pone de manifiesto la existencia de bienes arqueológicos que podrían verse amenazados por las obras. A pesar de que se han destinado más de 44 millones de euros a este proyecto, la falta de claridad sobre la protección de los yacimientos arqueológicos y la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental han generado dudas sobre la viabilidad y la legalidad de las obras. Mientras el Cabildo de Tenerife no aclara si se han tomado las medidas necesarias para salvaguardar el patrimonio, la preocupación por la preservación de la historia local sigue creciendo en la comunidad.
La polémica sobre el circuito de motor: ¿se respeta el patrimonio histórico?
El inicio de las obras para la construcción de un circuito del motor en Tenerife ha desatado una intensa controversia, especialmente por la colocación de vallas en un área que alberga importantes bienes arqueológicos. El colectivo de arqueología social Imastanen ha denunciado la falta de medidas adecuadas para proteger estos yacimientos, al tiempo que se informa que el proyecto ha recibido una adjudicación de 186.145,37 euros para garantizar la seguridad del espacio durante la construcción. Con un coste total que supera los 44 millones de euros, la obra se desarrollará en tres fases, aunque la falta de actualización de la Declaración de Impacto Ambiental ha generado dudas sobre su legalidad. A pesar de que el Cabildo de Tenerife no ha confirmado el estado actual del proyecto, la comunidad exige respuestas sobre el futuro de los yacimientos históricos en riesgo.
La construcción del circuito de motor en Tenerife se enfrenta a una creciente controversia, ya que el inicio de las obras ha despertado preocupaciones sobre la preservación del patrimonio arqueológico en la zona. A medida que se instalan las vallas y se asignan contratos por sumas significativas, surgen cuestionamientos sobre la validez de la Declaración de Impacto Ambiental, que ya está obsoleta. La comunidad, representada por el colectivo Imastanen, exige claridad sobre el futuro de los yacimientos arqueológicos y la protección de estos bienes en medio de un proyecto cuya facturación total supera los 44 millones de euros. El desenlace de esta situación podría marcar un precedente importante en la gestión del patrimonio cultural y la sostenibilidad en la región.
Fuente: Los terrenos del Circuito del motor se cierran con unas vallas para comenzar las polémicas obras.